La Casa de Campo fue propiedad Real desde tiempos de Felipe II quien adquirió los terrenos a la familia de los Vargas y así dispuso de una reserva de caza con situación privilegiada próxima a su residencia. Los siguientes monarcas fueron añadiendo superficie a base de adquisiciones hasta que quedó prácticamente en su extensión actual ya a comienzos del siglo XIX.
El 20 de abril de 1931, el Gobierno de la II República, en una de sus primeras decisiones, incautó los bienes reales y dispuso mediante decreto ceder este terreno al Ayuntamiento de Madrid, con la condición de que lo dedicara a «recreo e instrucción» de los madrileños. La fotografía recoge un momento de la ceremonia de cesión.