El Puente de Toledo contaba con un abrevadero para los caballos. Se trata de un puente asimétrico en sus extremos, debido a que en la parte de Madrid se colocan dos pequeñas fuentes y en el extremo de Carabanchel, dos torrecillas barrocas diseñadas por Pedro de Ribera. Destaca el tratamiento de las columnas (estípites) que aparecen separadas del paño de fondo como ocurre en los retablos barrocos, pero inusual en obra civil en piedra.
Publicada en: Carabanchel un siglo de imágenes (1860-1960) de José Sánchez Molledo.
Restaurada por: Alicia Álvarez Donate y Sonia Dorado Martín.