El Hotel Roma fue uno de los primeros edificios en ser proyectados y edificados de la Gran Vía. Su destino inicial fue hotel de viajeros y como tal funcionó mucho tiempo, pero a finales de la década de 1940 lo compró una entidad bancaria para adaptarlo a oficinas, sufriendo entonces una completa reforma interior. Rematando la esquina, sobre el templete-rotonda que hoy subsiste, hubo originalmente una gran escultura de la Loba Capitolina hoy desaparecida.
En el documento adjunto se ofrece la documentación administrativa procedente de la tramitación de los permisos de obras del edificio, que incluyen los planos originales del mismo.