El marqués de Fontalba enseña orgulloso a los redactores de la revista Nuevo Mundo el teatro que lleva su nombre en la Gran Vía y que fue inaugurado el 20 de octubre de 1924. Según se lee en el artículo "Para comodidad del público, en el primer piso hay un salón de té, y en el otro piso un bar. En las cuatro primeras filas de butacas se instalarán para quien lo desee los aparatos para sordos: bastará para ello que el espectador, al sacar en taquilla su localidad, pida el suplemento para sordo, y el acomodador le entregará el aparato".