De acuerdo con el uso previsto inicialmente, parte del edificio de Gran Vía 40 fue ocupado por el hotel Bristol; mientras que en junio de 1928 abrió sus puertas en el bajo la sala de exposición de la compañía S.E.C.R.E.A. concesionaria del automóvil Studebaker, que presentaba una elegante decoración decó.