La Puerta de Toledo, principal vía de entrada a Madrid desde el sur se levantó entre los años 1813 y 1927 en estilo neoclásico por el arquitecto Antonio López Aguado. Ideada como arco de triunfo para dar la bienvenida a los parlamentarios de las Cortes de Cádiz, acabó convirtiéndose en un monumento a Fernando VII a su vuelta a Madrid tras el exilio. La consideración como un icono de la ciudad permite entender las sucesivas remodelaciones de su entorno y la restauración de sus ornamentos.