Rafael, hijo de la donante y sus amigos jugando un partido. El Paseo de la Esperanza empieza en el Paseo de las Acacias y termina en el de Santa María de la Cabeza. La acera de los pares era muy ancha y la recorría la tapia o muro de la Estación de las Peñuelas, al no disponer de pavimento unido al poco tráfico reunía buenas condiciones para improvisar un campo de futbol.