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Freiduría de Gallinejas Embajadores. Los años difíciles
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Descripción
Titulo:
Freiduría de Gallinejas Embajadores. Los años difíciles
Fecha:
Entre 1980 y 1983
Lugar:
Madrid (Arganzuela)
Descripcion:
Papel fotográfico. Color
18 x 24 cm.
Imagen compartida por Gabino Domingo de Andrés
Tipo:
Fotografías
Signatura:
MDB_PioBaroja_20180622_002

Comentario
Fachada de la Freiduría a comienzos de los años 80. Gabino Domingo había realizado algunas reformas en la tienda como la llamaban entonces. Uno de los principales problemas de esta época era la falta de espacio, ya que los clientes tenían que llevarse el producto en un puchero o en un cucurucho de papel y comerlo en la calle o en alguna taberna cercana, al fin consiguieron correr el mostrador casi un metro y colocar dos veladores con asientos. Otra dificultad era no disponer de salida de humos, con el tiempo instalaron un pequeño extractor que conectaron al tubo de la chimenea de carbón.

Durante los años 70 y 80 además de vender directamente en la Freiduría, también se servían gallinejas en la taberna de Humanes, situada en el número 80 de Embajadores. Arturo, el camarero que estaba allí por aquellos años, hacía los pedidos y se llevaba las bandejas desde la gallinejería a la taberna.

Otro inconveniente de este negocio era la temporalidad del producto, ya que disponer de mas o menos dependía de las existencias del genero en el Matadero de Legazpi. Según la época del año en la que se sacrificaban mas o menos corderos, había días de escasez, que tenían que cerrar a la media hora y épocas de abundancia, en las que se mataban 12.000 corderos y Gabino tenía que subir y bajar con la carga varias veces.

El horario también lo marcaban las características del genero, puesto que tenían que esperar a que se realizara el reparto en tantos montones como propietarios de las “suertes” (partes en las que se dividían las existencias). Luego se realizaba el sorteo diario, pues cada propietario tenía asignado un número, para saber a quién correspondía cada montón.
En el Matadero en una sala junto a los matarifes estaban las “escurridoras” o limpiadoras mujeres a sueldo de las gallinejerías que con un cuchillo y una lona sobre las piernas realizaban el trabajo de cortar y sanear las gallinejas. Luego había que realizar el traslado, así pues no se podía abrir antes de la 6 de la tarde.

Fuente: DOMINGO, Gabino / SANZ, David. Las gallinejas. Madrid : G. Domingo, 2011. Pág. 100 - 103
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