Bellísima estampa de la Puerta del Sol hacia 1900, en un día de lluvia, en el que los coches de caballos, tranvías y viandantes transitan por la calzada mojada. Sus siluetas oscuras y las gamas grises de cielo plomizo reflejadas en el agua son lo más acertado de la pintura, testimonio de la alta calidad de su autor en la captación de la atmósfera ambiental.
Fuente: Catálogo de las Pinturas, 1990, pág. 298. Museo Municipal de Madrid.