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Patrimonio urbano
Salón del Prado
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Descripción
Titulo:
Salón del Prado
Fecha:
1767
Descripcion:
Paseo del Prado
Destacan las fuentes de Apolo y las Cuatro Estaciones (en el centro del Paseo) y las de Cibeles y Neptuno (a sus extremos)
Tipo:
Espacios urbanos
Signatura:
s/sig
Núm Inventario:
s/n

Comentario
Lo que hoy se conoce como el Salón del Prado fue una vaguada sobre la que corría el arroyo bajo del Abroñigal (también llamado de la Castellana). Esta vaguada fue uno de los prados del Común de la Villa desde la Edad Media. Tenía dos partes: el prado de San Jerónimo, entre la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, y el prado de Atocha, desde el punto anterior hasta la Puerta de Atocha. Hasta el último tercio del siglo XVIII fue una zona rural y suburbana, cruzada por los caminos de los Jerónimos y el del santuario de Atocha.

El conde de Aranda, bajo el reinado de Carlos III, encargó a José de Hermosilla el diseño para crear un paseo en 1767. Es una de las reformas trascendentales de la capital y supuso la creación del primer gran eje viario, que posteriormente fue prolongado en distintas etapas y ha servido para articular los dos sectores más importantes de la ciudad: el casco histórico y el ensanche decimonónico. Hermosilla trazó una forma circoagonal con tres puntos de referencia escultórica; las fuentes de Cibeles y Neptuno en los extremos y la fuente de Apolo en el centro. Empleó esta forma urbana heredada del barroco romano.

El encargado del proyecto de las fuentes fue el arquitecto y fontanero mayor de la Villa, Ventura Rodríguez. La de Cibeles fue labrada por los escultores Francisco Gutiérrez y Roberto Michel (1781-1782) y la de Neptuno fue esculpida por Juan Pascual de Mena con la colaboración de su discípulo José Arias (1780-1782); la de Apolo se debe a Giraldo de Bergaz y la de las Cuatro Estaciones a Manuel Álvarez. Además de las fuentes, Ventura Rodríguez complementaba el trazado con un inmenso pórtico de dos plantas para paliar las diferencias de nivel y servir de paseo cubierto con diversos locales como fonda y salas para conciertos, que nunca llegó a construirse.

Sin embargo, Carlos III no se conformó con la apertura del Salón, sino que lo ennobleció con edificios neoclásicos, convirtiéndolo en una zona científica, símbolo de la Ilustración y, más tarde, zona de paseo de los madrileños. Mandó construir el Museo de Ciencias Naturales (hoy Museo del Prado) y el Observatorio Astronómico, en el Retiro próximo. Fundó el Jardín Botánico y también mandó levantar la Fuente de la Alcachofa en Atocha y las cuatro fuentes delante del Jardín. Frente a éste, se construyó la Platería de Martínez, completándose así una espectacular reforma de este borde de Madrid.
En 2002 el equipo encabezado por Álvaro Siza ganó el concurso convocado para reformar los paseos del Prado y Recoletos.
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