Lo más valorado (2208)




Patrimonio urbano
La Fuentecilla
Tu nota: Nota media: 2.9/5 Votaciones: 440
Comparte:   
Descripción
Titulo:
La Fuentecilla
Fecha:
1815
Descripcion:
Pétreo y metálico.
Altura: 4,5 x Anchura: 2,00 x Fondo: 2,00 m.
Calle Toledo

La fuente se compone de un cuerpo prismático de granito dispuesto paralelo a la calle de Toledo y que oculta la fuente; sostiene dos figuras en piedra blanca de un oso y un dragón, alusivos al antiguo y moderno escudo de la Villa. Tras éste aparece el gran cuerpo asimismo granítico, compuesto de tres partes: una baja que sirve de basamento, con el pilón cuadrado rodeándolo y tres caños, uno por lado –en el cuarto se adosa la pieza antes descrita-; una segunda que tiene rematadas sus caras con frontones donde se disponen dos escudos de Madrid de piedra en los laterales y la inscripción en el frente, sobre el león y el dragón, con una lápida en mármol blanco con letras en bronce aplicadas: “Á FERNANDO VII. / EL DESEADO. / EL AYUNTAMIENTO / DEL HEROICO PUEBLO / DE MADRID / CORREGIDOR / EL CONDE DE MOTEZUMA”; y como remate, sobre un cuerpo prismático que va reduciendo su planta y sección, la escultura de un león rampante de piedra blanca que apoya sus garras sobre dos esferas donde se dibujan los continentes.
Tipo:
Monumentos
Signatura:
s/sig
Núm Inventario:
s/n

Comentario
Fuente concebida desde su construcción como monumento conmemorativo de la restitución del rey católico Fernando VII, el Deseado, tras la invasión francesa de las tropas de Napoleón. Tanto esta Fuentecilla como la Puerta de Toledo, ambas con proyecto del Arquitecto Mayor D. Antonio López Aguado, conmemoran ese hecho. El 19 de noviembre de 1813 López Aguado presenta un informe en el que describe la fuente; el 22 del mismo mes se aprueba el proyecto del escultor Francisco Meana; entre febrero y marzo de 1814 se aprueban los presupuestos; al parecer, el director de la obra fue Alfonso Rodríguez, que llegó a ser Arquitecto de la Casa Real y terminó la fuente en 1815. El 13 de mayo de 1814, con la fuente inacabada, entra en Madrid Fernando VII; no obstante, se hacen fluir los tres caños y se coloca una inscripción: “El Ayuntamiento de Madrid / para beneficio de su pueblo / y por justa y digna memoria / de la feliz entrada en él / de su amado soberano / recuperado del cautiverio / en Francia al séptimo año / el día 13 de Mayo de 1814”. Como puede observarse hoy en día ni esta inscripción ni otra diferente propuesta por López Aguado en su proyecto se han conservado; la actual se aprobaría en abril de 1815 instando, del mismo modo, a que la fuente esté terminada el día de San Fernando de ese mismo año. La fuente fue construida aprovechando materiales de la desaparecida Fuente de la Abundancia, de la plaza de la Cebada, con diseño de Juan Gómez de Mora; precisamente, el pilón granítico, con sus cuatro caras con frontones triangulares y escudos de Madrid se mantiene en la Fuentecilla. Las esculturas del oso y el grifo, así como el león rampante superior no provienen de la fuente original.

Precisamente, el león, obra de Manuel Álvarez, procede de la escultura de San Norberto del convento de Premostratenses destruido en la Guerra de la Independencia; este animal feroz se representaba con el fundador de esta orden al estar relacionado con la ciudad Premontré donde se creó el primer cenobio.

La Fuentecilla tuvo once aguadores y traía el agua del arroyo del Abroñigal que surtía otras muchas de Madrid. El oso y el dragón aluden al actual y antiguo escudo de la Villa; el león superior parece ser el de Castilla y León, en representación del monarca, abrazando los dos mundos. Antes de la restauración tenía un fuerte desplome por un fallo constructivo, así como inútil la fontanería y algunas piezas habían desaparecido, además de suciedad; se tuvo que desmontar completamente y trasladar a un taller para su restauración. Se eliminó la puerta trasera para las válvulas, se reformó el alcorque y se recuperó el texto de la dedicatoria. Además se llevó a cabo una urbanización del entorno, consistente en la pavimentación e iluminación ornamental.
Opiniones