En esta calle murió en 1759 SANTIAGO BONAVIA, pintor, arquitecto y decorador de Felipe V y Fernando VI.
Nació Bonavía en Piacenza, uno de los ducados italianos de los Farnesio, en 1705. Fue llamado por el Marqués de Scotti en 1731, junto con una numerosa nómina de artistas de los dominios reales italianos, para la ejecución de las obras y decoración de los Reales Sitios bajo el patronazgo de Felipe V e Isabel de Farnesio.
A su llegada a Madrid, Bonavía forma equipo de trabajo junto a Bartolomé Rusca y Félix Fideli, consolidándose como un trío artístico de enorme productividad y dedicándose a proyectos de diversa índole, desde la proyección arquitectónica de edificios hasta hermosos trampantojos, en los que los italianos eran verdaderos expertos.
Bonavía participó en 1737 en la renovación del Teatro de los Caños del Peral, un año después levantó el escenario y el telar del Teatro del Buen Retiro y participó en las fábricas reales de La Granja de San Ildefonso y sobre todo del Real Sitio de Aranjuez, donde realizó el trazado de la ciudad, la fachada y escaleras de Honor del Palacio y otras obras civiles y de decoración, como el techo del Dormitorio Real en 1735.
Arquitecto Mayor del Rey, Santiago Bonavía dejó una obra maestra de la arquitectura en nuestra ciudad: la Iglesia de los Santos Justo y Pastor y el Palacio Arzobispal de la Calle del Nuncio. De gusto italiano, la especialidad y altura de sus naves dejan paso a espectaculares frescos con rompimientos de gloria, muy del gusto de la reina Isabel de Farnesio, quien encomendó al arquitecto en 1739 el conjunto para su hijo, el Infante Cardenal Don Luis.
Santiago Bonavía murió en Madrid, dejando paso a una nueva generación de artistas italianos en la Corte, encabezados por Sacchetti.