Descripción
Titulo:
Alejandro Casona
Fecha:
2010
Lugar:
Madrid
Descripcion:
C/ Espalter, 7
Distrito: Retiro
Colocada en el año 2010
Editor: Ayuntamiento de Madrid
Distrito: Retiro
Colocada en el año 2010
Editor: Ayuntamiento de Madrid
Tipo:
Placa conmemorativa
Signatura:
s/sig
Palabras Clave:
Comentario
En esta casa vivió el último año de su vida el dramaturgo ALEJANDRO CASONA (1903-1965), autor de "La dama del alba" y "El caballero de las espuelas de oro".
Alejandro Casona, seudónimo de Alejandro Rodríguez Álvarez (Asturias, 1903), falleció en el piso segundo izquierda de esta casa de Madrid, el 17 de septiembre de 1965.
Sus padres eran maestros. Realizó sus estudios primarios en Gijón y la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y Murcia. En 1922 entró en la Escuela Superior de Magisterio en Madrid y fue destinado como maestro en el pueblo de Les (Lérida), en el valle de Arán, donde fundó como sus alumnos el teatro infantil “El Pájaro Pinto”.
En 1931, proclamada la II República, el dramaturgo se integra en el proyecto de la “Misiones Pedagógicas” y se convierte en el director del “Teatro del Pueblo”. Durante toda este tiempo escribió sin cesar obras teatrales y poesía. En 1934 recibió el Premio Lope de Vega por su obra La sirena varada y el Premio Nacional de Literatura por su libro Flor de leyendas. En 1936 estrena en Madrid su polémica obra Nuestra Natacha, que obtuvo un gran éxito.
Tras la Guerra Civil tuvo que exiliarse y se instaló en Buenos Aires, donde continuó escribiendo obras de teatro, guiones de cine y libretos de ópera.
Entre sus obras americanas se pueden destacar, entre otras, La dama del Alba (Buenos Aires, 1944), La barca sin pescador (Buenos Aires, 1945), Los árboles mueren de pie (Buenos Aires, 1949) o La casa de los siete balcones (Buenos Aires, 1957).
En 1962 regresa definitivamente a España y, un año antes de morir, estrena en el Teatro Bellas Artes, El caballero de las espuelas de oro, que se inspira en la vida de Francisco de Quevedo y contó con ilustraciones musicales de Cristóbal Halffter.
La obra dramática de Alejandro Casona, como heredero del teatro lírico, que tiene su origen en el modernismo que impulso Rubén Darío, ha sido comparada con la de García Lorca como explica el crítico Fernández Santos:
“Lorca y Casona fueron en su tiempo el máximo exponente de una juventud que, por entonces, se incorporó al profesionalismo teatral de nuestro país, llegando a constituir dentro de éste algo así como un revulsivo.”
Alejandro Casona, seudónimo de Alejandro Rodríguez Álvarez (Asturias, 1903), falleció en el piso segundo izquierda de esta casa de Madrid, el 17 de septiembre de 1965.
Sus padres eran maestros. Realizó sus estudios primarios en Gijón y la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y Murcia. En 1922 entró en la Escuela Superior de Magisterio en Madrid y fue destinado como maestro en el pueblo de Les (Lérida), en el valle de Arán, donde fundó como sus alumnos el teatro infantil “El Pájaro Pinto”.
En 1931, proclamada la II República, el dramaturgo se integra en el proyecto de la “Misiones Pedagógicas” y se convierte en el director del “Teatro del Pueblo”. Durante toda este tiempo escribió sin cesar obras teatrales y poesía. En 1934 recibió el Premio Lope de Vega por su obra La sirena varada y el Premio Nacional de Literatura por su libro Flor de leyendas. En 1936 estrena en Madrid su polémica obra Nuestra Natacha, que obtuvo un gran éxito.
Tras la Guerra Civil tuvo que exiliarse y se instaló en Buenos Aires, donde continuó escribiendo obras de teatro, guiones de cine y libretos de ópera.
Entre sus obras americanas se pueden destacar, entre otras, La dama del Alba (Buenos Aires, 1944), La barca sin pescador (Buenos Aires, 1945), Los árboles mueren de pie (Buenos Aires, 1949) o La casa de los siete balcones (Buenos Aires, 1957).
En 1962 regresa definitivamente a España y, un año antes de morir, estrena en el Teatro Bellas Artes, El caballero de las espuelas de oro, que se inspira en la vida de Francisco de Quevedo y contó con ilustraciones musicales de Cristóbal Halffter.
La obra dramática de Alejandro Casona, como heredero del teatro lírico, que tiene su origen en el modernismo que impulso Rubén Darío, ha sido comparada con la de García Lorca como explica el crítico Fernández Santos:
“Lorca y Casona fueron en su tiempo el máximo exponente de una juventud que, por entonces, se incorporó al profesionalismo teatral de nuestro país, llegando a constituir dentro de éste algo así como un revulsivo.”
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