Servicio Fotográfico Municipal
El Servicio Fotográfico Municipal: historia de unas imágenes
El Servicio Fotográfico Municipal fue creado por el funcionario de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid don José Corra, en 1914 con el fin de fotografiar los cambios urbanísticos de la ciudad, terminando por dejar constancia de buena parte de la actividad del consistorio entre 1914 y 1936. Después de la Guerra Civil, la institución desapareció y todo su fondo documental, unos 2.000 documentos entre fotografías en papel y negativos en placas de Vidrio, acabó custodiándose en la Hemeroteca Municipal, sin que se tenga constacia de cómo pudieron llegar hasta ahi, sin documentación asociada, lo cual conllevó que se ignorara su verdadero origen.
En los años 60, se tomo conciencia de la importancia de las iméagenes y parte de este fondo, las fotografías en papel y unos 1.000 negativos, se depositaron en el Museo Municipal donde fueron debidamente catalogados en su base de datos documental. No obstante, la otra mitad de la colección permaneció en la Hemeroteca, sin que describiera ni catalogara. hasta su aparicón y descubrimeinto por Antonio Prast, trabajador primero de la Hemeroteca y de la Biblioteca Digital después, en los depósitos de esta primera institución. Lo que Don Antonio descubrió es una pequeña maleta llena de cajas que contenían multitud de negativos de cristal de diversas dimensiones, aunque mayoritariamente eran de 9x12 cm. Cajas de negativos del Servicio Fotográfico Municipal más grandes.
Desde la Biblioteca Digital se realizó una investigación que permitó relacionar esta colección con la del Museo, lo que permitió establecer parte de su historia y la realización de una exposición en Conde Duque en 2014: "Madrid 1910-1935: Fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación." donde se exhubieron una selección de una 150 imágenes. Gracias a la investigación realizada para la realización de esta muestra se pudo determinar su verdadero origen, el descubrimiento del Servicio Fotográfico Municipal y la autoría de la mayoría de sus imágenes, salidas de la mano de José Corral y de su equipo de fotógrafos.
La colección
Las fotografías se hicieron con una finalidad práctica, la de documentar los servicios (asistenciales, educativos y culturales) que el Ayuntamiento tenía , las obras de mantenimeinto de calles que se estaban haciendo o los proyectos urbanísticos que estaban en marcha. Imágenes de una Plaza Mayor ajardinada (cuesta reconocerla con esos árboles) se mezclan con secuencias de las obras que nos muestran el antes y el después de las reformas en la Gran Vía, Puerta de Toledo o la Plaza de Canalejas. Plazas, calles y mercados se transforman, adaptándose a las exigencias de los nuevos tiempos. Además, nos permite contemplar espacios urbanos ya desaparecidos como el cementerio de Vallehermoso, la antigua Plaza de Toros (no la de Ventas actual) o las Caballerizas Reales, derribadas en 1931 junto con otros edifiicos de la Casa de Campo que ya no existen.
Y como protagonista de todo ello están los madrileños, que aparecen en estas instantáneas mirando las obras, participando en las celebraciones o como meros transeuntes entre tranvías y carros. Fiestas profanas y religiosas, procesiones, desfiles, paradas o bienvenidas sirven para que los ciudadanos se sientan protagonistas de los cambios que se están produciendo.
¿Antecedente de memoriademadrid?
Y como remate, uno de los trabajos más importantes de este Servicio Fotográfico del Ayuntamiento de Madrid, a juzgar por el número de imágenes que han llegado hasta nosotros, era la reproducción de documentos históricos procedentes de las instituciones culturales del Ayuntamiento de Madrid, lo que nos permite ver en ellos un antecedente de la propia Biblioteca Digital memoriademadrid.
Con sus medios, a menudo precarios, para retratar documentos medievales, partituras históricas o páginas de prensa del siglo XIX. Estos medios, que se pueden ver en las imágenes, incluyen pinzas para la ropa o gomas elásticas para sujetar las páginas, monedas para ejercer peso sobre ellas o incluso alfileres y tachuelas para inmovilizar los documentos. Con ellas comprendemos que estos fotógrafos, funcionarios también de la casa como veremos, se enfrentaban a los mismos problemas que tenemos en la Biblioteca Digital a la hora de intentar reproducir un libro, un folleto o un manuscrito. Es decir, iluminar correctamente, conseguir enfocar en todo momento y procurar que el documento se esté quieto el tiempo suficiente como para poder hacer la captura de la imagen y hacerla llegar a todas las personas interesadas en ellas.