El fotógrafo Antonio Alcoba

El fotógrafo Antonio Alcoba López

Después de la exitosa exposición celebrada en el Museo de Historia de Madrid del 14 de junio al 8 de diciembre de 2024 en la que se mostyrabva una selección de obras del fotógrafo español Antonio Alcoba López. llega el momento de ver la totalidad de las obras donadas por el autor al Museo, que nos permitirá profundizar aun más en su mirada y su obra.

Antonio Alcoba con tan sólo 14 años entra como botones en el periódico Arriba. Más tarde continúa como ayudante de laboratorio, donde se despierta su interés por el mundo de la fotografía. Conoce a José Pastor, fotógrafo del periódico, y se inicia en el fotoperiodismo. Adquiere su primer equipo y comienza a realizar fotografías que ofrece a diversos periódicos y revistas como Arriba, Informaciones, Madrid, Pueblo, Triunfo. En poco tiempo se convierte en un reconocido reportero gráfico y es galardonado por sus trabajos.

Poseedor de un agudo espíritu crítico y combativo, ha sido activista también en la defensa y reconocimiento de la profesión. Entre los cargos que ha representado se encuentran presidente de la Asociación Española de Periodistas Olímpicos, vicepresidente de la Agrupación Española de Periodistas Deportivos y de la Asociación Hispanoamericana de Reporteros Gráficos.

El contexto histórico

En la década de los años 60 del siglo pasado, Madrid se encontraba en plena transformación. Hacía más de 20 años que había acabado la Guerra Civil y los tiempos de posguerra estaban ya prácticamente superados. Se despejaba un nuevo horizonte para la capital de un país que comenzaba a abrirse al exterior.

Ese aperturismo trajo consigo nuevas modas, productos, hábitos de consumo y otras músicas, que los madrileños asumieron rápidamente sin abandonar del todo modos de vida de épocas anteriores. Un ejemplo de ello fueron las nuevas formas de divertirse en el Parque de Atracciones -inaugurado en 1969-, o la escucha y el baile por parte de los ‘más modernos’ de las nuevas músicas en las matinales de rock del Circo Price.

De la misma forma, el objetivo de Alcoba testimonió las multitudes aliviándose del calor veraniego en el Parque Sindical o el consumo en los grandes almacenes, así como la compra a plazos de coches o aquellos electrodomésticos que se incorporaron a los hogares. Y, por supuesto, del espectáculo del deporte, fundamentalmente del fútbol, que reunía los domingos por la tarde, en torno a los estadios, a los televisores y a las radios, a buena parte de la población.

Y así era el Madrid de los años 60, una ciudad bulliciosa en cuyas calles convivían las últimas aguadoras, vestidas con sus sayas, con las chicas yeyés y sus minifaldas; los vendedores ambulantes con los viajantes de comercio y los traperos con una nueva clase social enriquecida gracias al estraperlo de la posguerra.

Por sus calzadas aún circulaban los antiguos tranvías y carros tirados por burros a la vez que se abrían paso los nuevos autobuses, los Seat 600, los biscuter, las motocicletas y otros automóviles menos asequibles como el Seat 1500 o los deportivos de la firma Hispano-Suiza. Este ambiente de la ciudad es lo que reflejan las fotografías de Antonio Alcoba, con una mirada a veces burlona, a veces de denuncia, y siempre documental.