“Lope de Vega, como tantos otros autores de la época, se lamentó en varias ocasiones de la piratería, de las ediciones que llegaban al mercado sin su autorización (…). La aparición del retrato del autor al inicio de la obra se convertirá en una marca de autenticidad, una firma icónica: indica que la edición se ha impreso con la autorización de quien la ha escrito. Serán habituales estos retratos al inicio de muchas ediciones en la época (…)
En la primera edición de la Jerusalén conquistada, la que publica Juan de la Cuesta en Madrid en 1609, el retrato de Lope de Vega va a aparecer dentro de un arco de triunfo de estilo romano. Un arco que ofrece, a su lado derecho, el escudo nobiliario de Bernardo del Carpio, con sus 19 torres que representa los castillos que hacía conquistado. Lope de Vega defenderá que está entroncado con él por el apellido Carpio. Ansias de nobleza que será criticadas por tantos escritores de la época, desde Cervantes a Luis de Góngora”. Este último escribe:
Por tu vida, Lopillo, que me borres
Las diez y nueve torres del escudo,
Porque, aunque todas son de viento, dudo
Que tengas viento para tantas torres(…)
Comentario de José Manuel Lucía Megías, extraído del catálogo de la exposición "Lope en la piel de Brugalla", Madrid, 2013