Desde un principio Ventura Rodríguez quiso compaginar la función ornamental de la fuente de Cibeles con la eminentemente práctica y para ello proyectó una figura infantil sobre una jarra de la que brotaba un surtidor de agua potable para uso público alimentado, aunque no llegó a realizarse, por lo que la fuente sólo sirvió como abrevadero.
En 1791 el nuevo Maestro Mayor de Madrid, Juan de Villanueva, propuso disponer en los costados de la fuente sendos pedestales rocosos con las figuras de los emblemas heráldicos de la villa: un dragón y un oso que arrojaran agua por unos caños de bronce insertos en sus bocas que finalmente fueron esculpidos por Alfonso Bergaz. El dragón se destinó para uso público y el oso para que llenasen sus barriles los 50 aguadores que se acabarían asignando a la fuente.
Finalmente ambas figuras fueron retiradas en 1862, cuando se prohibió el uso público de la fuente; pasando el oso al Parque del Retiro y el dragón a un almacén municipal y luego al patio de la Casa de Cisneros, antes de ser trasladados ambos al Museo de los Orígenes (Casa de San Isidro), en cuyo patio están expuestos.