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Patrimonio urbano
Fuente de Neptuno
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Descripción
Autor:
Titulo:
Fuente de Neptuno
Fecha:
Entre 1 de Enero de 1780 y 31 de Diciembre de 1780
Lugar:
Madrid
Descripcion:
Pétreo (mármol)
Altura: 4,5 x Ancho: 32 x Fondo: 32 m.
Plaza Cánovas del Castillo

En medio de un gran pilón circular se levantan dos grandes vasos circulares concéntricos y, sobre ellos, el grupo escultórico del dios Neptuno, con tridente metálico en una mano y serpiente en la otra, sobre una carroza, con ruedas de aspas y adornada con caracolas, tirada por caballos con cola marina. Todo se sitúa sobre una recreación de olas marinas.
Tipo:
Escultura
Signatura:
s/sig
Núm Inventario:
s/n

Comentario
La fuente de Neptuno formaba parte de la ordenación del Salón del Prado, que incluía en cada extremo una fuente –las de Neptuno y Cibeles- y otra en el punto central, la de Apolo.

En 1780 ya había realizado Ventura Rodríguez los estudios preliminares y firmaba el proyecto de la fuente. La escultura fue encargada a Juan Pascual de Mena, pero fue su discípulo José Arias quién esculpió la figura de Neptuno y los caballos. El agua y los delfines fueron encargados al propio José Arias y a Manuel Tolsa, pero finalmente fueron terminados por José Rodríguez, Pablo de la Cerda y José Guerra, quienes notificaron la finalización de los trabajos el 30 de octubre de 1786. La talla fue realizada en mármol blanco de Montesclaros (Toledo).

La fuente estuvo colocada hasta 1897 entre la calzada central del Prado de San Jerónimo y la del paseo de Trajineros, mirando hacia Cibeles. En esa fecha el Ayuntamiento decidió trasladarla al centro de la plaza de Cánovas del Castillo, trazada dos años antes.

En la mitología romana Neptuno era el hijo mayor de los dioses Saturno y Ops y hermano de Júpiter. Su reino son las aguas y los mares que gobierna cabalgando sobre las olas en caballos blancos, con los que se le representa. Es el Poseidón de la mitología griega. También aparece con un tridente con el que agita los mares o hace brotar fuentes. A partir del Renacimiento se le asocia a los gobernantes en representación de su dominio sobre los mares, especialmente a los reyes españoles, que tenían posesiones en todos los confines del mundo; también refleja el poder económico español en el siglo XVIII, centrado en el comercio y sus relaciones con las colonias de ultramar.
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