Estaba entre la calle de Libreros (antes de la Justa) y la calle Tudescos. Según la tradición, el famoso Marqués de Villena, Maestre de Calatrava, tenía en este sitio una casa de madera, en la que guardaba aparatos de física y química y libros curiosísimos. La casa estaba guardada por un enorme mastín, que no dejaba acercarse a persona alguna. Se decía que el perro causaba mal de ojo, superstición que hizo en el barrio célebre al animal.