Los golfillos eran recogidos en el Campamento de Desinfección, donde eran aseados y uniformados. Sobre todo a partir de fines del XIX los niños vagabundos, abandonados o delincuentes, que malvivían en las calles pidiendo limosna o cometiendo, en general, delitos menores, empiezan a ser vistos como un peligro para la sociedad y aparecen instituciones y normas que pretenden su inserción en la sociedad y su control, ofreciéndoles cuidados físicos y cierta formación.