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Patrimonio urbano
Leopoldo Panero
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Descripción
Titulo:
Leopoldo Panero
Fecha:
2015
Lugar:
Madrid
Descripcion:
Dirección: C/ Ibiza, 35
Distrito: Retiro
Colocada en el 20/X/2015
Tipo:
Placa conmemorativa
Signatura:
s/sign

Comentario
En esta casa vivió de 1941 a 1962 el poeta astorgano LEOPOLDO PANERO. “Estoy sentado en la terrosa cumbre / de la calle Ibiza, en la terraza / de un bar; en retirada muchedumbre.”

Leopoldo Panero nace en Astorga (León) en 1909. Estudió en San Sebastián y León, y, posteriormente Derecho, en las Universidades de Oviedo y Valladolid. Se dio a conocer en la Nueva Revista, fundada por José Antonio Maravall, donde publicó con apenas veinte años sus poemas ‘Crónica cuando amanece’ y ‘Poema de la niebla’. En otoño de 1929 enferma de tuberculosis y debe internarse en un sanatorio en la Sierra de Guadarrama, donde permanecerá ocho meses, y se enamorará de una paciente, Joaquina Márquez, que morirá poco tiempo después en un sanatorio de los Alpes. A Joaquina le dedicará algunos de sus poemas más sentidos de su madurez como el romance ‘Joaquina Márquez’, de 1945, de aire lorquiano, como afirma el crítico Javier Huerta Calvo, que recopiló su poesía y prosa completa por encargo del Ayuntamiento de Astorga y es autor de la selección e introducción a la antología de su poesía ‘En lo oscuro’, publicada por la editorial Cátedra.

Panero amplió sus estudios en las Universidades de Cambridge, Tours y Poitiers, tomando conocimiento de la poesía francesa y británica. Posteriormente traducirá a muchos de los más significativos poetas en lengua inglesa como Wordsworth, Shelley, Keats, Yeats o Eliot, entre otros. En 1931 conoce a César Vallejo, al que invita a pasar las Navidades de ese año en su casa de Astorga. Fue un gran admirador de la poesía “impura” de Pablo Neruda, que a su llegada a España, en 1935, le invita a colaborar en la revista “Caballo verde para la poesía.” El poeta Leopoldo Panero de la década del 30 es un hombre de ideas republicanas y progresistas. Sin embargo, todo cambió tras el estallido de la Guerra Civil. Acusado de pertenecer al Socorro Rojo es detenido en octubre de 1936 y conducido a la cárcel de San Marcos de León junto al novio de su hermana, quien moriría ajusticiado la noche del 1 al 2 de noviembre de ese año. En 1937, en un accidente de automóvil, murió también su hermano Juan, con quien estaba muy unido y compartía complicidades poéticas y humanas. Ambas muertes le provocan una crisis personal que, posiblemente, influyó en su conversión religiosa y también en su giro ideológico.

Tras la Guerra Civil formó parte del grupo Escorial, junto a Dionisio Ridruejo, Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco, entre otros. En Panero se distinguirá esa voz honda y personal que aúna la pasión unamuniana con el pensamiento machadiano.

En 1941 se casó con Felicidad Blanc con la que tuvo tres hijos de los que el segundo, Leopoldo María, será también muy conocido como poeta de la generación de los “novísimos”, aunque ligado a un “malditismo” literario y vital.

En 1944, año de la edición de los ‘Hijos de la ira’, de Dámaso Alonso, publica en la revista Escorial el largo poema ‘La estancia vacía’, “una de las más altas cimas alcanzadas por Panero”, en palabras de Víctor García de La Concha.

Entre 1945 y 1947 fue director interino del Instituto Español en Londres, donde entabló contacto con algunos exiliados españoles como Luis Cernuda, Pablo de Azcárate, Alberto Jiménez Fraud o Salvador de Madariaga, entre otros.

En 1949 publica su libro, ‘Escrito a cada instante’, que recibe el premio Fastenrath de la Academia y, un año más tarde, el premio Nacional de Literatura, consagrándole como uno de los más grandes poetas de posguerra.

En la década del 50, Panero simultanea la creación poética con la dirección de la revista “Correo Literario”, cuyas páginas abrió a intelectuales de todas las tendencias, como Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Antonio Buero Vallejo, Blas de Otero, José Luis Cano y Alfonso Sastre, y organiza las Bienales de Arte Hispanoamericano con el apoyo del ministro Ruiz Giménez, donde acogió las tendencias más avanzadas de la plástica de aquellos años con obras de Tàpies, Millares, Tharrats, Ginovart, y de Salvador Dalí, José Caballero, Juan Barjola o Álvaro Delgado, entre otros.

En el verano de 1962 falleció de una angina de pecho al regresar en su vehiculo a su casa de Castrillo de Las Piedras, en León. Atrás quedaba su estremecedor epitafio que se publicará con posterioridad a su muerte:

“Ha muerto
acribillado por los besos de sus hijos,
absuelto por los ojos más dulcemente azules
y con el corazón más tranquilo que otros días,
el poeta Leopoldo Panero,
que nació en Astorga
y maduró su vida bajo el silencio de una encina.
Que amó mucho,
bebió mucho y ahora,
vendados sus ojos,
espera la resurrección de la carne
aquí, bajo esta piedra.”

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