En 1778, Antonio Martínez creó en Madrid una Escuela-Taller de Platería, con los modelos y maquinaria comprados en París y Londres durante su viaje de estudios realizado con patrocinio real. Tras varios emplazamientos se instaló en el edificio neoclásico del paseo del Prado, frente al Jardín Botánico, y supuso el abandono de la producción artesanal por la producción industrial, lo que permitiría un abaratamiento en los precios y sus productos, y hacerlos, por tanto, más asequibles a la nueva burguesía.
La Escuela adquirió el título de Real Fábrica con Fernando VII continuando su actividad tras la muerte de Martínez en 1798. La Fábrica dejó de producir en 1869 y su edificio fue demolido en 1920.
(Comentario recogido en el Catálogo de la exposición “Lo Exquisito. Artes suntuarias del siglo XVIII del Museo de Historia”)