A comienzos del siglo XIII se fueron reduciendo las embestidas almohades contra la ciudad, en un proceso que se culminaría con la victoria de Alfonso VIII en las Navas de Tolosa el año 1212. El avance en la conquista repercute de forma decisiva en la ciudad, que comienza a regular su funcionamiento urbano y a facilitar las tareas de repoblación. Todo este panorama se vio apoyado apoyado por algunos privilegios reales como el Fuero, concedido y sancionado en 1202 por Alfonso VIII.
El Fuero de Madrid fue redactado por el Concejo con el consentimiento del rey, y en él se fijaba por escrito el derecho local que debía regular la vida en la ciudad. Se compone de cuatro cuadernos con ocho hojas cada uno. El segundo cuaderno se perdió definitivamente en el siglo XVII, y en su lugar hay hojas en blanco. El texto está redactado es un dialecto mozárabe de origen toledano lo que hace pensar a los investigadores que en el siglo XIII todavía existía en la villa un núcleo mozárabe de cierta consideración.