El 5 y el 7 de mayo de 1910 se efectuaron la pruebas de resistencia y velocidad (se alcanzaron los 13 metros por segundo) del dirigible España, previas a su entrega a las autoridades militares españolas que lo habían encargado a una empresa francesa. Durante las primeras, el España sobrevoló la capital dejándonos esta espectacular imagen que lo retrata sobre el Palacio Real ante unos aparentemente indiferentes transeúntes.
La recepción de la nave se realizó al día siguiente de la realización de la última prueba en una ceremonia en la que el General Marvá pronunció un discurso patriótico y entusiasta tras el cual se arrió la bandera francesa que durante las pruebas ondeaba en la nave al lado de la española, para quedar ésta en señas de nacionalidad del nuevo buque aéreo.