En la guerra civil que sucedió a la muerte de Alfonso XI, Madrid reconoció la la legitimidad del Rey Don Pedro I, ante las aspiraciones de su hermano bastardo Don Enrique. Tras la muerte del primero en la batalla de Montiel el nuevo rey cedió como represalia tres pueblos de la jurisdicción de Madrid a Pedro González de Mendoza, Mayordomo mayor de su hijo, el futuro Juan I.
Enrique II justificó la acción por los buenos servicios de Mendoza y por los daños que recibió en el término de Madrid cuando la Villa "estaba rebelada".