Al pie de la popular Fuentecilla, un grupo de transeúntes se detiene a comprar un tiesto en un puesto ambulante de macetas. A su lado se extiende otro de sandías, colocadas también en el suelo, cuyos vendedores están vueltos de espaldas hacia el pilón.
La Fuentecilla fue una de las fuentes públicas más concurridas del Madrid castizo y populachero, por su situación en plena calle de Toledo, y en la desembocadura del barrio de la Paloma, a través de la calle de Calatrava, y del Rastro, a través de la de la Arganzuela.
Fuente: Madrid Pintado, 1992, pág. 250-251. Museo Municipal de Madrid.