"Retrato de Felipe IV con bigote y perilla. En 1982 se restauró añadiéndole una nariz de escayola. Como ha sugerido Alaminos (1985), quizá formaba parte de una obra mayor, aunque también puede estar relacionada con el monumento ecuestre de Felipe IV. En este sentido, el escultor sevillano Montañés, envió a Florencia, hacia 1636, una cabeza retrato del monarca para que fuera utilizada por Pietro Tacca como modelo en la proyectada gran empresa. El estilo de la cabeza del Museo del Prado guarda un gran paralelismo con otros trabajos preparatorios del escultor florentino, en concreto con un retrato en terracota de Cosme II que se conserva en el Bargello, Florencia. Ambas efigies tienen en común el realismo estático del rostro y las facciones blandas, poco trabajadas, como si se tratase de un boceto preliminar o modelo de fundición".
Texto extraído de la página web del Museo Nacional del Prado.