Con la dinastía de los Borbones se inició en 1727 la elaboración de vidrio en el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso. Su finalidad era abastecer con objetos de lujo a la nobleza y la aristocracia, evitando la importación de los mismos. Su producción fue de gran calidad y variedad. Se fabricaron objetos de adorno como floreros y otros funcionales como servicios de farmacia. Al finalizar el reinado de Fernando VII dejará de ser Manufactura Real, pasando a manos privadas tras un largo periodo de escasez y deterioro.
(Comentario del Catálogo de la exposición "Madrid 1808: Ciudad y Protagonistas")