Para la construcción de este edificio se abordaron varios proyectos y su proceso de edificación fue largo. El arquitecto distrubuyó en cada planta dos viviendas de gran amplitud, lo que no impidió sin embargo la presencia todavía de dormitorios con gabinete a la antigua usanza. La fachada es un buen ejemplo del eclecticismo que dominó en los proyectos de este primer tramo de la Gran Vía. Tuvo un remate, hoy perdido, de un alto y estrecho torreón circular de dos pisos con ventanas y rematado por cúpula.