Sobre un fondo de paisaje de exquisita entonación pictórica aparecen San Isidro y Santa María de la Cabeza en éxtasis: San Isidro con la indumentaria consagrada en toda la iconografía tradicional, con la aguijada, que parece levitar, y su esposa con la alcuza de aceite en su mano izquierda. Distribuidos por toda la escena se pueden ver la práctica totalidad de la vida y milagros del santo: el clásico de los bueyes arando con el ángel, las palomas comiendo el trigo que el santo les ha echado a sus pies, la limosna a los pobres, representada por un mendigo entre las figuras de Santa María de la Cabeza e Iván de Vargas, el milagro del molino de harina sobre el río, y el cruce milagroso del río Jarama por Santa María de la Cabeza entre los dos santos.