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Descripción
Titulo:
Jorge Semprún Maura
Fecha:
2017
Lugar:
Madrid
Descripcion:
C/ Alfonso XI, 12
Distrito: Retiro
Colocada en el 7 de junio de 2017
Distrito: Retiro
Colocada en el 7 de junio de 2017
Tipo:
Placa conmemorativa
Signatura:
s/sign.
Palabras Clave:
Comentario
Aquí vivió desde 1928 hasta 1936 JORGE SEMPRÚN MAURA (1923 – 2011). Expatriado, deportado a Buchenwald, escritor y político español.
La personalidad de Jorge Semprún Maura como intelectual y hombre de acción es indiscutible. No son tantos los individuos que han tenido la valentía para enfrentarse a la realidad convulsa de la Europa del siglo XX. Jorge Semprún salió de esta casa en julio de 1936 a pasar el veraneo en Lekeitio con su familia y, a raíz del pronunciamiento militar, no pudo regresar nunca a esta casa. Inicialmente se trasladó con su familia a La Haya, ya que su padre, Jose María Semprún fue nombrado embajador español en esa ciudad. Después de la contienda civil, Semprún vive junto a su familia en París, donde inicia sus estudios de filosofía en la Universidad de La Sorbona y colabora con la Resistencia Francesa. Detenido y torturado es, posteriormente, deportado al campo de concentración y exterminio de Buchenwald. Desde su liberación hasta 1952 trabajó en la UNESCO y a partir de ese año comienza a colaborar estrechamente con el PCE, al que ya estaba afiliado desde diez años antes. En 1954 formó parte del Comité Central de ese partido y en 1956 del Comité Ejecutivo. Entre sus funciones estuvo la agrupación de intelectuales y estudiantes españoles del interior de la península contra el franquismo. El relato de esta experiencia se recoge en su libro Autobiografía de Federico Sánchez, alias del escritor en sus actividades clandestinas. En 1964 es expulsado del Partido Comunista, junto con Fernando Claudín, por sus divergencias con el Comité Central, debido a que opinaba que el partido, bajo la influencia soviética, desconocía la realidad interna española. Su vida pública se reaviva en 1988 cuando el entonces Presidente de Gobierno, Felipe González, le nombra Ministro de Cultura, cargo en el que permanecerá hasta 1991.
A esta biografía, llena de avatares y de una indudable valentía, se suma la labor de un escritor comprometido con la realidad de su tiempo. Desde la aparición de su novela Le grand voyage (traducida al español como El largo viaje), en 1963, su presencia en los círculos intelectuales franceses y europeos le lleva a valiosas reflexiones sobre la actitud ética del ser humano y su compromiso con su tiempo. Estas reflexiones se irán desgranando en cerca de veinte novelas publicadas y en sus guiones cinematográficos junto a directores como Alain Resnais, Costa-Gavras e Yves Boisset, entre otros.
La vida de Jorge Semprún es, pues, la de un intelectual europeo, residente en París, pero con una estrecha relación con su país de origen al que siempre fue fiel en todo momento. Pocos españoles, entre los habría que citar a figuras como la de Pablo Picasso, han desarrollado una actividad creativa de la enorme lucidez y reconocimiento internacional como el español Jorge Semprún, que nunca renegó de su nacionalidad ni siquiera en los momentos más difíciles de su vida en los que ser español para personas como él suponía un riesgo importante.
La placa se ha colocado en la fachada de la casa en la que vivió en su infancia y donde permaneció cerca de ocho años antes partir al exilio. Cuando regresó como Ministro de Cultura solicitó vivir en esa misma calle, frente a esa vivienda, que recuerda como la “casa de los ocho balcones”, pues ese lugar de Madrid le ayudaba a reconocerse como ser humano libre y comprometido.
La personalidad de Jorge Semprún Maura como intelectual y hombre de acción es indiscutible. No son tantos los individuos que han tenido la valentía para enfrentarse a la realidad convulsa de la Europa del siglo XX. Jorge Semprún salió de esta casa en julio de 1936 a pasar el veraneo en Lekeitio con su familia y, a raíz del pronunciamiento militar, no pudo regresar nunca a esta casa. Inicialmente se trasladó con su familia a La Haya, ya que su padre, Jose María Semprún fue nombrado embajador español en esa ciudad. Después de la contienda civil, Semprún vive junto a su familia en París, donde inicia sus estudios de filosofía en la Universidad de La Sorbona y colabora con la Resistencia Francesa. Detenido y torturado es, posteriormente, deportado al campo de concentración y exterminio de Buchenwald. Desde su liberación hasta 1952 trabajó en la UNESCO y a partir de ese año comienza a colaborar estrechamente con el PCE, al que ya estaba afiliado desde diez años antes. En 1954 formó parte del Comité Central de ese partido y en 1956 del Comité Ejecutivo. Entre sus funciones estuvo la agrupación de intelectuales y estudiantes españoles del interior de la península contra el franquismo. El relato de esta experiencia se recoge en su libro Autobiografía de Federico Sánchez, alias del escritor en sus actividades clandestinas. En 1964 es expulsado del Partido Comunista, junto con Fernando Claudín, por sus divergencias con el Comité Central, debido a que opinaba que el partido, bajo la influencia soviética, desconocía la realidad interna española. Su vida pública se reaviva en 1988 cuando el entonces Presidente de Gobierno, Felipe González, le nombra Ministro de Cultura, cargo en el que permanecerá hasta 1991.
A esta biografía, llena de avatares y de una indudable valentía, se suma la labor de un escritor comprometido con la realidad de su tiempo. Desde la aparición de su novela Le grand voyage (traducida al español como El largo viaje), en 1963, su presencia en los círculos intelectuales franceses y europeos le lleva a valiosas reflexiones sobre la actitud ética del ser humano y su compromiso con su tiempo. Estas reflexiones se irán desgranando en cerca de veinte novelas publicadas y en sus guiones cinematográficos junto a directores como Alain Resnais, Costa-Gavras e Yves Boisset, entre otros.
La vida de Jorge Semprún es, pues, la de un intelectual europeo, residente en París, pero con una estrecha relación con su país de origen al que siempre fue fiel en todo momento. Pocos españoles, entre los habría que citar a figuras como la de Pablo Picasso, han desarrollado una actividad creativa de la enorme lucidez y reconocimiento internacional como el español Jorge Semprún, que nunca renegó de su nacionalidad ni siquiera en los momentos más difíciles de su vida en los que ser español para personas como él suponía un riesgo importante.
La placa se ha colocado en la fachada de la casa en la que vivió en su infancia y donde permaneció cerca de ocho años antes partir al exilio. Cuando regresó como Ministro de Cultura solicitó vivir en esa misma calle, frente a esa vivienda, que recuerda como la “casa de los ocho balcones”, pues ese lugar de Madrid le ayudaba a reconocerse como ser humano libre y comprometido.
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