Se trata de una pintura de género, en este caso una escena de una procesión por las calles de Madrid. El escenario elegido es la plazuela del Ángel con sus comercios, en su encuentro con la calle de San Sebastián donde se puede ver la fachada lateral de la iglesia y el pequeño jardín trasero aún hoy existente. Por este lugar procesiona la imagen de San Antonio de Padua a la luz del atardecer -las 7 marca el reloj de la esquina- reforzada por las velas y faroles que iluminan al santo, lo que le confiere a la composición un aspecto muy escenográfico. Detras del paso desfilan miembros de la Iglesia y tras ellos personalidades civiles mientras una banda militar cierra la comitiva. Acompaña a los procesionantes un nutrido y variopinto grupo en el que no faltan familias de aspecto burgués, vendedores callejeros, niñeras, mujeres con mantón e incluso dos damas en su carruaje.
Esta pintura obtuvo una mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895.
Comentario extraído del catálogo del Museo de Historia de Madrid.