El azafrán al ser una especia tan preciada y delicada necesitaba ser pesado en una balanza de precisión como las que se usaban para pesar el oro. En la Mantequería Andrés antiguamente lo compraban en pequeñas latas de hojalata, lo pesaban en esta pequeña balanza y lo envolvían en papel para su venta. Conservan la balanza en su caja de madera y juego de pesas marcadas en fracciones de onza que equivale a 28,34 gramos.