Antonio, el marido de Charo, tendría aquí 17 años. Solía ir siempre con Rafa y Antonio: jugaban al fútbol y salían juntos los fines de semana. «No sé dónde iban tan elegantes. Irían al baile». Los tres vivían en el camino viejo de Fuencarral, ahora llamado Tapia de Casariego.