Elisa Maroto recuerda que estaba en su casa tomando un café con sus amiga María «la Viñas» y su tía Pinocha cuando un fotógrafo llamó a su puerta para hacerles una foto. Salieron a la calle y cogieron también a Juanito, su sobrino, y a Pedrito, su hijo. «No teníamos mucho dinero, así que esas fotos no debían de ser muy caras».