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Patrimonio urbano
Victorio Macho
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Descripción
Titulo:
Victorio Macho
Fecha:
1991
Lugar:
Madrid
Descripcion:
Paseo del Pintor Rosales, 64
Distrito: Moncloa-Aravaca
Colocada en el año 1991
Editor: Ayuntamiento de Madrid
Tipo:
Placa conmemorativa
Signatura:
s/sig

Comentario
En este lugar estuvo el chalet donde vivió y tuvo su taller el escultor VICTORIO MACHO que tantos monumentos y estatuas levantó en Madrid. (1887-1966)

El escultor Victorio Macho (Palencia, 1887 – Toledo, 1966) vivió en esta casa entre 1920 y 1937. En estos años realiza las esculturas a “Juan Sebastián Elcano” en Guetaria, la “Fuente de Concha Espina” en Santander, el “Monumento a Santiago Ramón y Cajal” en el parque de El Retiro de Madrid, el busto de “Miguel de Unamuno” en Salamanca, “El Romano” en un edifico de la Gran Vía de Madrid o el “Cristo del Otero” en Palencia. En 1937 se traslada, con el Gobierno de la República, a Valencia y más tarde, al finalizar la Guerra Civil, se exila a diferentes países hasta fijar su residencia en Lima. Regresará a España en 1952 y se instalará en Toledo.

Victorio Macho fue un castellano profundo, al que marcó su vida una tendencia a lo esencial, a lo verdadero. Su padre, de profesión ebanista, le enseñó el valor de lo matérico. Inició su formación en Santander, en la Escuela de Artes y Oficios y en el taller del escultor José Quintana. A los 16 años gana una beca para seguir sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.

En el parque de El Retiro, de Madrid, se encuentran tres obras emblemáticas de su autoría: el monumento a Pérez Galdós, a quien presenta cubierto con una manta como un anciano rodeado por los niños que acostumbran a jugar cerca de la estatua, el impresionante monumento a Cajal, que combina la piedra granítica, el bronce y el agua como símbolos de la Ciencia, la Vida y la Muerte, o el dedicado a Jacinto Benavente, que consta de un pedestal sobre el que una cariátide levanta una máscara como símbolo del teatro, mientras que en la base se ofrece al paseante una efigie del dramaturgo.

En el año 1936 es nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes y en 1964 recibe la Gran Cruz de Isabel La Católica. Murió en Toledo y sus restos fueron trasladados a Palencia, donde descansan bajo el “Cristo del Otero”, que había esculpido en 1931.
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