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Archivo de Villa
Tarasca para la procesión del Corpus de 1667
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Descripción
Titulo:
Tarasca para la procesión del Corpus de 1667
Fecha:
1667
Lugar:
Madrid
Descripcion:
Arriba: "esta ha de ser una figura fea tocada con gaqu[e] i perendengues i se a de abanicar; i un bolatin a destar puniendole el un perendengue i el otro está alunbrando con un candil; i a de mascar con la boca que a de ser grande; i a de andar alrededor i a de estar mui entallada; llos arlequines de delante an destar sentados i el uno toca un tamboril i el otro una ginebra; estan con sus gorlas i pluma i cascabebes (sic); en todo ello la sierpe berde i escamada y ogeada de plata con el faldon lleno de rosas; y los gigantes adereçarlos, y encarnar rostros i manos i platear i pintar monterones i tocados i espadas; i todo esto a destar mui alegre de colores."

Junto al dibujo de mano de los comisarios de fiestas: "En lugar del candil a de estar afeitando la tarasca". Con los matachines a de haver un toro"

Tinta. Colores al agua en la sierpe y rostros. Al pastel o al temple en trajes.
29 x 28,5 cm
Tipo:
Fiestas
Signatura:
2-198-6

Comentario
Dice José María Bernáldez en "Las Tarascas de Madrid" (1983): "Sierpe alada -hembra desde luego-con patas y cabeza de ave. Quiso ser quimera o grifo. La poca maña del dibujante la dejó en avechucho de clasificación imposible. El pico al no ser curvo, más que listo para desgarrar carnes en vivo, parece suplicar un puñado de alpiste. Los ojos, que debieran mirar fulminantes, tienen una expresión entre romántica y desvalida. Con algo de tórtola en celo y de gallina mojada. Sin pretenderla tal, le resultó graciosísima al pintor.

La mano de los Barahona -José y Mateo, su primo-se ve a la legua. Recordemos las tarascas de 1657, 1663 (1. a), 1666. La misma mujerona fea con su peinado liso (jaque) y sus pendientes largos (perendengues), entalladísima. Los mismos arlequines en la cabeza, adornando burlones su vanidad. Y delante, otros dos volatines socarrones adulando con sus músicas a la tirana que amenaza engullirles: el primero con un tamboril; el segundo con una ginebra (¡ojo!: hoy «triángulo»). La luz del candil también simboliza vanidad.

Los comisarios de fiestas -don Francisco Montenegro y don Andrés Martínez Navarrete-lo sustituyeron: el volatín la afeitaría en vez de iluminarla. Recordemos que en el XVIl «afeitar» significaba «poner afeites». Voz sustituida hoy por el galicismo maquillan"
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