En esta casa estuvo entre 1934 y 1936 el laboratorio del científico y político JUAN NEGRÍN (1892 - 19569. Presidente de Gobierno de la II República Española.
La trayectoria de Juan Negrín como científico, tal vez no lo suficientemente conocida, así como su labor política tampoco lo suficientemente apreciada, han hecho de él una figura controvertida, que tendrá que ser valorada con los años en su justa medida.
El que sería un científico reconocido internacionalmente y presidente del gobierno de la Segunda República Española, nació en Las Palmas de Gran Canaria en febrero de 1892. Era hijo de un hombre de negocios que estaba comercialmente relacionado con Europa, lo que le permitió al joven estudiante, que había obtenido las mejores calificaciones en el bachillerato, estudiar en Alemania en universidades como la de Kiel (1907) o de Leipzig (1908). Su extraordinaria carrera como científico en Alemania se vio interrumpida por el estallido de la I Guerra Mundial. Negrín regresó a España y, poco después, fue elegido por Santiago Ramón y Cajal para dirigir un laboratorio de Fisiología General en Madrid, que se situó en los sótanos de la Residencia de Estudiantes. En 1922, tras una reválida que superó con las máximas calificaciones y la elaboración de una nueva tesis doctoral, opositó a la cátedra de Fisiología de la Universidad Central de Madrid, que obtuvo por unanimidad. Desde este puesto organizó un Laboratorio de Prácticas dependiente de la Universidad de Medicina.
Su vida política comenzó más tarde, en 1929, año en el que ingresó en el Partido Socialista Español de la mano de Indalecio Prieto, político con el que más tarde se enfrentaría. Negrín era un socialista moderado y quería implantar una educación laica. Sin embargo, el golpe de estado fallido que dio origen a la Guerra Civil, le obligó a aceptar papeles más comprometidos. Fue ministro de Hacienda en el primer gobierno de Largo Caballero, de septiembre de 1936 a mayo de 1937, y, posteriormente, presidente de gobierno entre mayo de 1937 a marzo de 1939. No fueron años fáciles y se criticaron duramente algunas de sus decisiones por sus correligionarios de izquierdas, por no hablar de la saña de la propaganda franquista hacia su persona. Se le ha acusado de haber entregado el oro del Banco de España (el “oro de Moscú”) o de haber prolongado inútilmente la guerra. Ambas acusaciones, como otras muchas que se le han hecho, han sido desmontadas históricamente. Negrín fue un hombre muy preparado científica, humana y políticamente. Se desenvolvía bien en diez idiomas, algo extremamente raro entre los políticos españoles, y actuó con la mayor integridad ética en todos los asuntos con los que se vio obligado a lidiar. Como indicó en sus memorias (“Recuerdos y Olvidos”) el sociólogo y escritor Francisco Ayala: “Si un hombre con las cualidades del que bien pudiéramos titular, como la novela de Gómez de la Serna, el Doctor Inverosímil (…) se hubiese hallado en posición de poder cuando todavía las cosas tenían remedio (…), otro gallo nos hubiera cantado…” El político y científico murió en París en 1956 de una dolencia cardiaca.