En esta casa vivió entre 1963 y 2014 el poeta, narrador, ensayista y flamencólogo FÉLIX GRANDE (1937 ― 2014). “Entré en mi casa cuatro siglos luego. El pasado gritaba a sangre y fuego. ¿Nada concluye y todo comienza?”
Félix Grande nació en Mérida. Vivió su infancia y juventud en Tomelloso (Ciudad Real). Su primera vocación fue la de guitarrista flamenco, pero pronto decidió cambiar este instrumento por la pluma. Como hijo de republicanos no le fue fácil encontrar una profesión en la España franquista. De hecho, en Tomelloso trabajó como jornalero. Llegó a Madrid en 1957 donde vivió de diversos empleos hasta que logró, en 1961, el puesto de redactor en “Cuadernos Hispanoamericanos”, revista que llegó a dirigir desde 1983 a 1996. Dirigió también la revista de arte “Galería” y fue responsable de la colección “El puente Literario” de la editorial Edhasa.
En 1978 obtuvo el Premio Nacional de Poesía por su libro “Las rubaiyatas de Horacio Martín”. Entre sus libros de poesía destacan, además, “Las piedras”, premio Adonais de 1963, “Música amenazada”, Premio Guipúzcoa en 1965, “Blanco spirituals”, premio Casa de Las Américas de 1967, “Una grieta por donde entra la nieve”, de 2006, “Biografía (1958-2010)” y “Libro de familia”, de 2011.
Félix Grande fue también narrador, ensayista y reconocido flamencólogo entre cuyos títulos hay que destacar su obra de referencia “Memoria del flamenco”, de 1996, así como el trabajo “La calumnia”, de 1987, donde defiende la honorabilidad del poeta Luis Rosales frente a los que le hicieron culpable indirecto de la muerte de Federico García Lorca. Como narrador hay que reseñar sus obras “Las calles”, que obtuvo el premio Eugenio d’Ors en 1965, o “La balada del abuelo Palancas”, de 2003. Son reseñables también “Fábula”, de 1991, “El marido de Alicia”, de 1995 o “Sobre el amor y la separación”, de 1996.
“Para escribir versos hace falta una mezcla de inocencia y coraje”, confesó en 2011 al periodista Javier Rodríguez Marcos. Y fue, sin duda, esta actitud entre beligerante y sencilla, la que caracterizó la vida y la creación literaria de este hijo de republicanos, que llegó a ser uno de los renovadores de la poesía española de mediados del siglo XX.