Julián Gayarre, 3
En el exterior destaca la gran belleza compositiva en torno a un claustro, con decoración con marmoles de colores y cúpulas
En el interior se pueden ver llamativas vidrieras y cúpulas y panteones marmóleos, que destacan escultóricamente
Signatura
s/sig
Comentario
Segundo de Lema redacta, en 1890, el pliego de condiciones para el concurso de proyectos de la nueva Basílica de Atocha y Panteón Nacional. El jurado selecciona por unanimidad el presentado por Arbós "por la originalidad de la traza y su carácter religioso", estructurado mediante dos elementos esenciales independientes: Basílica y Panteón.
La Basílica, de grandes dimensiones, tiene planta de cruz latina y nave única cubierta con bóveda de medio cañón. Los brazos del crucero y la cabecera tienen planta semicircular y se cubren con bóveda de cuarto de esfera. En la fachada a Reina Cristina se sitúa el acceso para el público, marcando el eje longitudinal del templo, y al fondo, en cabecera, el camarín de la Virgen. Detrás, al exterior, el arquitecto introduce una torre-campanile exenta. El acceso para comisiones oficiales se realiza por el lateral del crucero próximo a Atocha mediante un pabellón unido por elemento porticado. En el brazo opuesto se localizan la capilla bautismal y tribuna regia, y adosado, con fachada a Julián Gayarre, el Panteón, que se configura por una galería para comitivas, paralela al eje de la basílica, y un claustro porticado en U con capillas en los quiebros.
Proyecto inequívocamente italiano, se halla influido por la arquitectura medieval veneciana y toscana, con alusiones tanto formales como materiales: volúmenes y elementos arquitectónicos, detalles, tratamiento de muros con mármoles de distintos colores, etc.
Los derribos comienzan en 1891, en la parte afectada por panteón y campanille, y las obras en 1892. En 1897 se derrumban las techumbres de la vieja capilla. Concluido el Panteón y trasladados, en 1903, los mausoleos de Palafox, Castaños, Prim y Concha, se ordenan nuevas demoliciones. La falta de recursos económicos retarda indefinidamente el contrato de la segunda fase, correspondiente a la Basílica.
