Pétreo (caliza y granito)
Altura: 2,90 x Anchura: 0,85 x Fondo: 1,10 m.
Plaza de Oriente
Figura completa y colosal del rey leonés Ramiro II, con cetro en la mano izquierda y escudo en la derecha con el relieve de una mujer, tal vez la reina Adosinda, la madre de su heredero Ordoño III. Está situada sobre una basa cuadrada del mismo material, en la que se indica con inscripción incisa pintada de negro: “RAMIRO 2º / REI DE LEON // Mº Aº. DE 950”.
Signatura
s/n
s/sig
Comentario
Serie concebida por el fraile benedictino Padre Sarmiento entre 1750 y 1753 para la decoración exterior del Palacio Real y concretamente de la balaustrada corrida superior, atendiendo a los proyectos de Juvarra y Sacchetti. Fueron esculpidas ciento catorce estatuas, bajo la dirección de los escultores de S.M. Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro, que se llegaron a colocar total o parcialmente, pues durante el reinado de Carlos III el arquitecto mayor Francisco Sabatini llevo a cabo su desmontaje y almacenamiento en el Palacio.
En 1842 fueron restauradas por Francisco Elías y José Tomás distribuyéndose por diferentes lugares, como la Plaza de Oriente (cuarenta), el Parque del Retiro (trece), el Museo del Ejército y otras localidades como Aranjuez, Toledo, Burgos, Logroño y Vitoria.
En este caso, la estatua pertenece a la serie del Palacio Real, instalada en la plaza de Oriente en un principio en círculo, alrededor de la estatua de Felipe IV, si bien en 1941 se trasladaron a su actual ubicación. Como en las demás series, este grupo no responde a ningún criterio lógico, pues se mezclan en él dinastías, reinos españoles y épocas sin orden.
Ramiro II, rey de León, primer rey cristiano que ocupó transitoriamente la villa de Madrid y gobernó el reino portugués entre los años 926 a 931, fecha en la cual su hermano Alfonso IV abdicó en él el reino de León.
Participó en la Reconquista, donde se distinguió por su gran ferocidad, logrando repoblar hasta la línea del Tormes, tras la importantísima batalla de Simancas. Después de la campaña de Talavera de la Reina, donde obtuvo otra sonada victoria, sintiéndose decaído abdicó en su hijo Ordoño III, falleciendo poco después.