Pétreo (caliza y granito)
Altura: 2,75 x Anchura: 1,25 x Fondo: 0,70 m.
Paseo de la República Argentina (Parque del Retiro)
Figura completa y de bulto redondo de este rey visigodo, de pie, con corona, vestidura talar y tahalí con daga al cinto. La mano derecha sujeta un báculo y la izquierda recoge la túnica. Está situada sobre una basa cuadrada del mismo material en la que se indica con inscripción incisa pintada de negro: GUNDEMARO. / “M.º A.º DE 612”.
Signatura
s/n
s/sig
Comentario
Forma parte esta escultura de la serie concebida por el fraile benedictino Padre Sarmiento entre 1750 y 1753 para la decoración exterior del Palacio Real y concretamente de la balaustrada corrida superior, atendiendo a los proyectos de Juvarra y Sacchetti. Fueron esculpidas ciento catorce estatuas, bajo la dirección de los escultores de S.M. Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro, que se llegaron a colocar total o parcialmente, pues durante el reinado de Carlos III el arquitecto mayor Francisco Sabatini llevo a cabo su desmontaje y almacenamiento en el Palacio.
En 1842 fueron restauradas por Francisco Elías y José Tomás, distribuyéndose por diferentes lugares, como la Plaza de Oriente (cuarenta), el Parque del Retiro (trece), el Museo del Ejército (seis) y otras localidades como Aranjuez, Toledo, Burgos, Logroño y Vitoria.
En este caso, la estatua pertenece a la serie del Parque del Retiro, traída aquí en 1847, y que hoy adorna su Paseo de la República Argentina o de las Estatuas, entre la Puerta de España y el Estanque Grande, colocada a ambos lados y diametralmente, como fruto de la reorganización de la misma en 1989. Si bien, como su número es impar, esta disposición ha dado lugar a la ubicación de un pedestal sin escultura al final de la calle, hacia el estanque, para mantener la simetría. De cualquier modo, este grupo no responde a un criterio lógico, pues se mezclan en él dinastías, reinos españoles y épocas sin orden.
Ésta pretende representar al rey godo Gundemaro, sucesor de Viterico, a quien depuso y asesinó. Su reinado fue breve, se inició en el año 610 y concluyó con su muerte dos años después, pero con él se consolidaron el traslado de la capitalidad eclesiástica de Cartagena a Toledo y el catolicismo ortodoxo.