Comenta Pedro Navascués en su libro "La Gran Vía de Madrid" que "Alberto Aguilera comprendió que sin una modificación en la Ley de Expropiación Forzosa de 1879, que tuviese en consideración las estructuras económicas y urbanas del momento, nada podría hacerse en el tema de la reforma interior. Por ello, a su llegada al gobierno planteó la especificidad de la expropiación urbana a través de esta ley" que afrontaba "todos los factores económicos y burocráticos que habían paralizado las reformas".