Durante el año 1915 el ritmo de las demoliciones de la Gran Vía bajó de forma considerable lo que dio lugar a una serie de rumores sobre la paralización de las obras por dificultades económicas tanto de la empresa concesionaria como del propio Ayuntamiento de Madrid. En esta noticia del periódico El Imparcial comenta que los obreros de la Gran Vía "se despiden a centenares" y se alude a unas declaraciones del alcalde de Madrid que decía: "Por lo que respecta a las obras del segundo tramo de la Gran Vía, no hay medio de hacerlas ahora, porque cuando yo tomé posesión de la alcaldía había en caja 300.000 y pico de pesetas para la Necrópois, el nuevo Matadero y las obras de la Gran Vía...".