Durante el año 1915 el ritmo de las demoliciones de la Gran Vía bajó de forma considerable lo que dio lugar a una serie de rumores sobre la paralización de las obras por dificultades económicas tanto de la empresa concesionaria como del propio Ayuntamiento de Madrid. La corporación municipal desmiente a través de esta nota de prensa estos extremos justificando la ralentización de las obras diciendo que para su continuación era "indispensable la liquidación del primer trozo y la terminación de su urbanización" y a una serie de problemas con las compañías del gas y de la electricidad que ralentizaron la finalización de este primer tramo.