Obra característica de los pinceles de Esquivel y muestra su austero estilo retratístico. Representa la efigie de un joven caballero romántico, de busto prolongado, vestido con levita y lazo negro, ante un fondo neutro, desechando el artista todo detalle decorativo para centrarse en la cabeza del retratado, ausente de cualquier emoción, pero resuelta con la habitual maestría del pintor sevillano, a pesar de tratarse, con toda seguridad, de un retrato de encargo, aunque no se conozca la identidad del retratado.
Fuente: Catálogo de las Pinturas, 1990, pág. 169-170. Museo Municipal de Madrid