Santa María de la Cabeza aparece en la representación convencional difundida por numerosas estampas. Se la representa con sus atributos identificativos la candela en la mano derecha, la alcuza en la izquierda y el manto sobre el que cruza milagrosamente el río. También es convencional el paisaje del fondo y la ermita que aparece en todas las representaciones de la Santa.
Del pintor, conocido con el epíteto de el Sordillo de Pereda, por ser sordomudo y discípulo del pintor Antonio de Pereda, cuenta Palomino que al final de su vida, cuando recibía encargos, los negociaba su mujer quien encargaba a sus discípulos el bosquejo de la obra basándose en estampas y la terminaba el maestro Alonso del Arco. No parece que esta obra sea obra de ningún discípulo, pues su ejecución es bastante diestra.
Por los datos que refiere Antonio Palomino sobre la biografía de este pintor, sabemos que pintó, entre muchas otras obras, varias escenas de la vida de San Isidro y Santa María de la Cabeza, destacando especialmente en este género.
Esta imagen de Santa María de la Cabeza, fue la más conocida y divulgada por estampas de la época, como la grabada por Fray Matias de Irala en 1752, que bien podría reproducir esta pintura.