El Ayuntamiento de Madrid, a través de la Dirección General de Bibliotecas y Museos, quiere recuperar la memoria de artistas que han vivido o formado parte del mundo cultural de nuestra ciudad, bien por sus vínculos con la misma o por haber desarrollado en ella parte de su trayectoria y que, a veces, han sido injustamente olvidados. Contamos para ello con un espacio singular: el Centro Cultural Conde Duque y su gran espacio expositivo.
Fernando Rodrigo es merecedor de convertirse en uno de los protagonistas de este Centro en lo que respecta a las artes plásticas durante este año. Aunque nació en Segovia, estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, antecesora de la actual Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Posteriormente trabajó y pasó gran parte de su vida, hasta su fallecimiento en 2014, en distintos estudios, ubicados todos en una antigua corrala de una calle muy castiza, la de los Artistas, en el barrio de Cuatro Caminos.
Integrado en la llamada Segunda Generación de Pintores Realistas Madrileños, Fernando Rodrigo fue un investigador de la huella del tiempo en el mundo que le rodeaba, revelando la belleza más sublime y los secretos más estremecedores de una pared desconchada o de cualquier detalle arquitectónico aparentemente trivial.
Fernando Rodrigo es uno de esos artistas que nos ayuda a redescubrir el mundo en el que vivimos, verlo con otros ojos y enriquecer nuestras vivencias.
