Virginia en la cabina de teléfono que había frente al número 11 de la calle Berenisa. En aquella época apenas había coches. El 600 del fondo era de su padre, José Olmedo, que fue el que le hizo la foto. Virginia recuerda cómo unos años después jugaban al rescate y al escondite en la calle sin temor a que pasara ningún coche.