En la orilla de la cuesta del Alfar, donde estuvo muchos años el bar «El Ventorro», había una granja de gallinas donde Roque, el padre de Mari Carmen y José Luis, iba a comprar los huevos para la tienda que tenía en Osa Mayor. Cándido era el encargado. Los hijos de Roque se quedaban impresionados al ver girar la máquina que selccionaba los huevos según el peso y los distribuía según fueran grandes, medianos o pequeños.